Thursday, July 07, 2011

GONZALO MÁLAGA




Soy el azul de una ciudad
que no ha renunciado al día
veo su rostro sin cejas
            cortado todo el cabello
            me mira sin verme

         “He renunciado a ti”
         parece decir

Soy el azul que declina en sus venas
       el ácido frío
       que se desliza royéndolas

miles de ropas
     fruta pelada
         que me mira desperdigada en el piso

Soy el azul
                (tu azul)
lo que devora la casa en los sueños

y tú no escapas
   no escapas

me ves y no huyes

Soy el azul de la ciudad
                          en la noche

Sólo el azul
Sólo el azul.



30 (Hasta este momento)

 Perecer a tu lado
 A tu lado
¿Es eso el amor?
¿O es el amor a la muerte un amor imposible?

Las cosas más bellas son circulares, te digo:
Circular es el sol, la luna, una gota de agua
                                                   antes de caer
-Son esferas-, contestas
(Ese pensamiento tuyo tiene también una forma perfecta)
¿La muerte es una esfera? ¿Es como el tiempo?
¿Una esfera que nos envuelve y se achica...
y se achica hasta llegar a tocarnos?
¿O es que nosotros crecemos hasta ser como ella?

-El amor sólo existe entre iguales
es un puente, no una escalera
y en eso se parece a la muerte-.

Una mujer que caminaba conmigo decía:
“Los muertos sólo persiguen la vida
los vivos percibimos la muerte
porque ella es la constatación de lo vivo”
No entendí sus palabras... Hasta este momento






31 (Nuevamente)

El tiempo que ha de tomar la mujer que uno espera
es un instante preciso para el que no hay ataduras

La palabra por la que sabrás que te ha hallado
te será dada al oírla

Es falso que sea una anciana encorvada

Y qué importa si viene de noche
entre personas que no notarán su presencia
porque ella consigue
que nadie desee el espacio de nadie

Cuando ella te mira
(y te besa)
ya no existe la prisa

Muerte, tú que nos amas a todos
Tú, que no olvidas a nadie
siempre serás
(hasta que sea el momento)
aquella mujer que está por llegar

Pero un día vendrás (como decía Pavese)
y besaré tus ojos
de profundidad desconocida
entonces... me enamoraré de ti nuevamente.



NOCTURNO DE OCTUBRE Y LLUVIA 

Yo sólo yo, enorme y profundo
al subir los tres últimos peldaños de la escalera
yo sólo yo
sosteniendo la estructura de esta casa
con el rumor de cada paso 
Así es el amanecer
en esta habitación de vidrio abovedado
en este tu cuarto nuestro empapelado con tus papeles 
yo sólo yo, entonces
yo solo no, ahora 
yo sólo yo, más tarde, (ahora justamente ahora)
dibujo
un arabesco multiplicando sobre tu imagen
imagen tras imagen que pronuncias
rizando formas con que te alzas anulando el horizonte. 
Afuera todo es desconocido al sueño
hasta donde la ciudad termina en todo y se oye todo
en un solo de trompeta enmudeciendo en el techo más lejano
más lejano. 
Se hace tarde y el temor a la anacronía nos desborda
y veo el aire en fragmentos de tu rostro
tu rostro gajo de naranja y piel de lima
escrito por el tiempo y una mano mansa y buena
amante y llena
de genio y arte
en la palabra.



 


Todos tenemos algo que es negro

un centro que sigue contornos
que hoy desconozco.
Porque todos tenemos al tiempo
lamiendo desesperadamente
y el paso de algo que es como
el aire que deja que otros
nos traigan el mar. 
Todos tenemos,
por más que alguno lo niegue,
un impulso preciso
que nos lleva a matar,
esas formas oscuras
que nos dejan flotar en la noche,
un influjo perverso
como un tambor de batir presuroso. 
Todos tenemos algo que es negro
algo que es la noche envolviendo al océano
que envuelve a la tierra que habitas. 

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