Thursday, July 07, 2011

ARMANDO AGÜERO COLLINS

RAQA,TODO SE PARECE A SU HISTORIA




I
Los grandes cerros de basura humeando
tú sabes, todos respirábamos de eso
corríamos y trepábamos a los carros, una y otra vez
todos íbamos      veníamos

Había días que la ciudad quedaba vacía, en que todos corríamos a los cerros a detener el tiempo con nuestras manos pequeñas. Entonces todo lo podíamos todo lo queríamos también y jugábamos a perdernos en la niebla. Nos metíamos en las cuevas, cómo nos gustaba asustarnos con el eco y los búhos que repetían nuestra risa. Después emprendíamos la huida te habrás enterado seguro, todos lo sabían, el barrio, el colegio, encontramos un muerto enterrado. En realidad sólo quedaban sus huesos que perdimos desparramando en mil historias y el misterio inundó nuestros cerros ahora cubiertos de humo. Las balas silbaban sobre nuestras cabezas, seguíamos desenterrando municiones cartuchos vacíos, nos estremecíamos de miedo pero era el viento y seguíamos reviviendo la guerra.

Desde entonces la neblina no cubrió tanto como ahora
y quizá tú no te hayas enterado de nada
solo en tu memoria aquel cementerio clandestino
en medio del desierto, sólo nuestros pasos corriendo
sobre la arena virgen, como ahora. Pero un día
vinieron otros hombres a jugar como nosotros y se quedaron
perdidos en esta neblina de recuerdos
Todo se parece a su historia.


                                                     



V
                                                                A Accomarca
Perdidos siglos enteros en pueblos desconocidos 
cae la lluvia en todos los rincones y la oscuridad reina   
sobre toda cabeza. La radio avisa de muertes, de gente que aúllan como lobo, interminable, por los que sin dejar rastro
han desaparecido en la selva.

Y encontramos un río crecido muy crecido, te advertí que no tomaras porque estaba manchada con sangre de sacrificios humanos.
La lluvia, de nuevo la lluvia, la gente temía ser arrastrada por el agua. Luego vimos la sombra de ángeles funestos de algún dios que no conocíamos, tenían que encontrar un solo culpable para destruir Sodoma. No nos hallaron pero fuimos destruidos, siglos enteros hicieron de nosotros agujeros sangrantes, uñas, pelos, testículos, regados por el campo donde no quedó un solo pato que habitara nuestros escombros.

Crecía el frío en nuestros huesos descubiertos
veíamos como eran roídos por perros salvajes
pero no hubo forma de convencernos que estos huesos buscaron abrazos continuos en tímidos argumentos, que persiguieron algún día las huellas de una mujer desnuda en medio del océano, que levantó su ademán más allá del cementerio y con la taklla aró la tierra y todo un andén que contenía nuestra historia (espera alguien prende una vela, tú pareces sonreír, debo estar loco). Sopla el viento en la ciudad cementerio, la lluvia ha cesado, pequeñas flores brotan de nuestros huesos, (espera, espera un poco antes de morirte en tu muerte), cierta primavera calienta nuestras manos y escucho ruidos como nuevos cantos.




VIII

Grieta y tumulto, médano mojado con tus ojos invierno
retiene tu simiente que hurgo ya no por arena
ni rosa ni piedra
busco tus pasos que se hicieron "bueno, luego vuelvo"
en esta horda sencilla de abrazos -nada extraño por cierto-

espacio pintado de tuyo mío
niebla que muere cuando muere el olvido
mientras tocas una trompeta larga larga
y el sonido descubre algo enterrado en los ojos
pinta canciones como besos, aguacero o silencio

Deja que las piedras remuevan su corazón dormido
su verde corazón dormido bajo la altura de la sangre
!Oh, oh Apu de los cerros blandos
adoro tu sonrisa de pobre de mayo
de musgo abandonado en la noche serpiente

¿en quién habitas si no eres si no callas, si no gimes?
¿qué mágico rumor ha bajado a tu vientre?
mientras tú mueres hábil siniestro del olvido
y el mar carcome minuto a minuto
la tristeza.








XI
                                                               A J.M. Arguedas

Recuerdas camino del sur encontramos un hombre barbado, viejo, sentado sobre un sillón al borde del camino, vestido con ropa elegante pero raída. Y nos acercamos a interrogarle, tú sacaste de tu alforja un pedazo de pan y le diste de comer, yo imitándote saque el vino que llevaba y le di de beber. Entonces el hombre tomando con sus manos arrugadas antes de dar un bocado y sin levantar la mirada nos dijo: "Yo nunca conocí Grecia, pero anduve por las Islas del Peloponeso en distintas épocas y disfrazado de héroes, todo cubierto de hierro, en barcas frágiles y veloces como trenes eléctricos de oriente, o abrazado en un madero caía en las manos de una diosa. Nunca conocí Grecia, nunca vi sus clásicos perfiles, el arte de su reino, válido para todos los tiempos, donde Afrodita mora haciéndole el amor a dioses y mortales; y las musas delicadas criaturas, son codiciadas como el oro. Yo nunca conocí Grecia porque todavía sigo en Magdalena contemplado el mar sucio y pacífico o ando por sus calles cubiertas de neblina que enturbian las siluetas de sus muchachas que sonámbulas, van como gaviotas de playas invisibles. Porque nunca conocí Grecia, vivo aplastado en su pasada maravilla, sigo alabando los pocos héroes que tuvimos, repitiendo sus palabras, dibujando sus perfiles y sentado en Lomo Corvina, canto al Mediterráneo, eufórico, contento".

         Nos levantamos, a ti te dio mucha pena y aunque intentó detenernos seguimos por el camino de la tarde.




XIII

Tus ojos son mis ojos, mis manos
la espada que alumbrada por la noche
me descubre soldado herrero
fuego, sustancia inmóvil
tirada debajo de los ríos por donde el sonido
recorre tras los talones de antiguos hombres:
desértico paisaje  que adormecido por el viento
ruge dentro de su propia boca
rugido por el tiempo, por luna,  hierba
sarcástico lugar este es mi antro
éste el mismo barrio que habito
una antigua esfera de caracol marino
ola seguida, harapo
ventilando una barba debajo del puente
desde donde, desde muy abajo
crece la oscuridad
circulando.




XV

Volver fuente todo segmento oscuro o germinado por el llanto
(pero es de nuevo un papel entre mis manos
arrugado  un rincón te estoy robando)
volver del llano al monte.

Tengo los ojos debajo del mar
desde donde veo montañas de espuma
y no tu rostro
(porque supe que no era entre los seres
perdí la cabeza y perdí los ojos
perdí de mis dedos las uñas).

Veamos la mañana, descubierta torre de largos latidos
(tengo unas manos desnudas y el polvo cuenta y bebe
como años anteriores).
He retirado mis ojos al tiempo
(porque también la arena se hizo buena)
y salido del mar, como antes
con mis ojos de  pez
sabiendo salado, agua, alga de lana.




XVI

"Y así me hice igual entre los hombres
crecí lento  como un  árbol
con estivales guiños

Crecí junco crecí perro
crecí lagarto con zapatos de hombre
de fuego mis alas mis manos
mezclaron la nieve con la espuma
mi canto se  juntó con el río
donde muchas veces bebimos como truchas

Apartando la lluvia baje al recinto de los hombres
bien vestido me llamaron y así, desnudo
tiendo mis manos a tus manos".





A los internos del 3”A” del penal de Castro Castro

Perseguido por tu olor
Perseguido exclusivamente por la muerte
(multiplicas los jardines en cloacas
Y mientras tú naufragas hay un hombre
de verde que como una rana te escupe
                                         en la cara)

Olor de llanto en términos extraños.
En términos
“eres peor que la mierda que piso con mis botas
y eres tan poquita cosa
que te jodo cuando quiero”

(Intento salvarte pero hay un suicidio
que me deja colgando de mis venas
hay un perfecto recinto donde el odio
crece hasta tu nombre
trozo de carne que palpita
de donde las flores toman para crecer
como las horas)

Hay un sonido, un sol
un perfecto silencio donde el odio me posee
una cucaracha que entra y sale
cuando quiere

Alguien prende un cigarrillo
también de plomo que nos quema
hasta la sangre
intentamos huir, pero ahora
la libertad es el mismo olor que me persigue
habitamos celdas contiguas a la muerte

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